Cinco razones por las que la inmigración es una cuestión feminista
Se calcula que mil millones de personas en el mundo son migrantes, es decir, una de cada siete.
Mientras los responsables políticos se esfuerzan por comprender el impacto de este movimiento en las sociedades, las economías, la seguridad y la sostenibilidad, las necesidades de las mujeres y las niñas a menudo se pasan por alto.
He aquí cinco importantes razones por las que la migración es una grave preocupación para las mujeres y las niñas.
1. Casi la mitad de los migrantes son mujeres y niñas. Y las mujeres emigran cada vez más solas o como cabezas de familia.
Alrededor de 250 millones de personas son emigrantes internacionales, personas que han dejado sus países de origen en busca de oportunidades o seguridad. De ellos, casi la mitad son mujeres y niñas. Estos desplazamientos son a veces causados por conflictos.
En la actualidad, un número récord de personas se han visto desplazadas contra su voluntad. Se calcula que aproximadamente la mitad de los refugiados son mujeres. Las mujeres y las niñas también constituyen una proporción importante de los migrantes económicos.
Por ejemplo, constituyen la gran mayoría de los trabajadores domésticos inmigrantes. Además, las mujeres emigran cada vez más solas o como cabezas de familia, una tendencia que también representa para ellas una oportunidad de independencia económica y empoderamiento.
2. Las mujeres migrantes se enfrentan a grandes riesgos, como la explotación, la trata y la violencia sexual.
Todos los inmigrantes son vulnerables a los abusos y la explotación, pero las mujeres inmigrantes corren un riesgo especial. Las mujeres y las niñas representan el 71% de todas las víctimas de la trata de personas.
Las mujeres y las niñas también se enfrentan a vulnerabilidades adicionales cuando se ven desplazadas por conflictos o catástrofes naturales. De hecho, aprovechando el caos y el colapso de los sistemas de protección, los autores de la violencia pueden actuar con impunidad.
La falta de alojamiento, el hacinamiento en los campamentos y la escasa iluminación de los aseos públicos aumentan el riesgo de violencia de género, incluida la violencia sexual. Además, las familias en situación de extrema dificultad a veces recurren a mecanismos de supervivencia que amenazan el bienestar de las mujeres y las niñas.
Un estudio apoyado por el UNFPA descubrió, por ejemplo, tasas alarmantes de matrimonios precoces entre algunas poblaciones vulnerables de refugiados sirios.
Y cuando son maltratadas, muchas mujeres y niñas inmigrantes carecen de recursos, sistemas de apoyo y conocimientos para buscar ayuda. Lily y su familia fueron desplazados por las inundaciones en Perú. Al igual que otros, se han enfrentado a amenazas y dificultades para acceder a los servicios.
3. Las mujeres migrantes son víctimas de una doble discriminación: como mujeres y como migrantes.
El racismo y la xenofobia se vuelven especialmente preocupantes cuando la migración se produce a gran escala, mientras que las actitudes hostiles hacia los inmigrantes aumentan en muchos países. Los medios de comunicación suelen presentar a los inmigrantes y refugiados de forma negativa, pero se habla muy poco de los beneficios que aportan (incluida su contribución a la economía).
Las mujeres y las niñas pueden sufrir doblemente estas actitudes, al ser discriminadas no sólo por su condición de inmigrantes, sino también por su género. Esto puede adoptar la forma de discriminación y malos tratos, incluido el acoso sexual, en el lugar de trabajo, en la búsqueda de vivienda, en el transporte público o al utilizar los servicios de educación y salud.
4. Las mujeres no dejan de quedarse embarazadas cuando viajan.
Es probable que muchas mujeres inmigrantes estén o se queden embarazadas. Mientras viajan, o en el caos del desplazamiento, las mujeres corren el riesgo de perder el acceso a la atención de la salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar, los servicios prenatales y la atención del parto en condiciones de seguridad.
La falta de estos servicios puede ser fatal. De hecho, se considera una de las principales causas de muerte, enfermedad y discapacidad entre las mujeres y niñas desplazadas en edad reproductiva. Incluso en ese caso, la migración puede ser la mejor opción para una mujer embarazada en un contexto de crisis, especialmente cuando la inseguridad o el colapso de los sistemas sanitarios suponen una amenaza para su vida si se queda en casa.
El UNFPA trabaja con los gobiernos y otros socios para defender el derecho de los migrantes a acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluso desplegando clínicas móviles en los campamentos de desplazados internos y comunidades de refugiados. Sin embargo, queda mucho por hacer para aumentar el acceso a estos servicios.
5. Las mujeres y niñas migrantes son propensas a sufrir problemas de salud, tanto durante el desplazamiento como una vez en su destino.
Incluso después de que las mujeres migrantes hayan llegado a su destino, las barreras siguen dificultando su acceso a la atención sanitaria, en particular a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Las inmigrantes nacidas en el extranjero pueden tener un riesgo significativamente mayor de discapacidad y mortalidad materna que las mujeres autóctonas, por ejemplo, así como mayores riesgos de infección por el VIH, traumas y violencia.
La mayoría de los migrantes internacionales acaban por instalarse en las ciudades, donde pueden tener dificultades para acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva, entre otras cosas por el coste, el hacinamiento, las dificultades de transporte y la inseguridad de la vivienda.
Sin embargo, los datos disponibles muestran lo rentable que resulta invertir en la salud de las poblaciones migrantes, sobre todo en la atención a la salud reproductiva, como la planificación familiar y la atención prenatal.